Por Soledad Castillero Quesada
Las voces de los y las trabajadoras en la producción frutos rojos en la provincia de Huelva (Andalucía), visibilizan los costes sociales de la priorización de la agricultura como producto comercial global y los trabajadores como cuerpos explotables.
Con el título de este ensayo, hacemos un guiño a la obra del antropólogo Seth Holmes, Fruta fresca, cuerpos marchitos (2013), donde el autor narra los obstáculos por los que los indígenas mexicanos pasan para trabajar en el fruto rojo en EEUU y cómo transcurre el proceso migratorio, la explotación laboral que enfrentan, así como las consecuencias que las condiciones de trabajo tienen para la salud. Así, tomamos de ejemplo la etnografía de Holmes para debatir sobre los costes sociales de la alimentación hoy, centrándonos en la “era Covid-19” y en el mismo cultivo, el fruto rojo, pero en otro ámbito geográfico: la provincia de Huelva al Sur de Europa, en Andalucía .
En diciembre de 2020, un año marcado por la aparición de una pandemia mundial que dio lugar a cientos de miles de muertes y el confinamiento de un tercio de la población mundial, el periódico ABC de Sevilla en su sección Agrónoma publicaba un artículo bajo el título: “Desafíos de las berries de Huelva: el brexit y el Covid-19 nublan un año marcado por el aumento de ventas a Reino Unido” . Abría la noticia la siguiente frase: “Las exportaciones de frambuesa al mercado británico se incrementan en un 28,7%, las de arándano en un 20,5% y las de fresas en un 13,5%” . Una simple frase que resume la prioridad de la industria agroalimentaria hoy: las ventas.
Recordemos que, hasta la constitución de la OMC en 1995, los alimentos eran una cuestión de soberanía nacional y local y no de comercio global. Sin embargo, al poner la alimentación al servicio de la globalización, se están equiparando las necesidades de subsistencia con los mercados que rigen el crecimiento económico (combustibles fósiles, minerales) o bienes de lujo. Es decir, en los mercados globales la alimentación cotiza en bolsa, con valores como el oro o la plata. Por tanto, se presenta como una mercancía y no como un bien esencial para el sostén de la vida.
La deslocalización de la mano de obra que se inserta en la producción agroalimentaria hoy, puso en jaque a distintas agriculturas y economías como la europea, donde encontramos migraciones circulares que salvaguardan el fruto rojo en España, el espárrago en Alemania o el tomate en Italia . En paralelo, durante el primer confinamiento aumentaron las demandas de fruta fresca y alimentos saludables . La Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó el lema #SanosEnCasa: alimentación saludable, donde se exponía lo siguiente:
“Una alimentación saludable es muy importante durante la pandemia de Covid-19 . Lo que comemos y bebemos puede afectar a la capacidad de nuestro organismo para prevenir y combatir las infecciones y para recuperarse de ellas . Aunque ningún alimento ni suplemento dietético puede prevenir ni curar la Covid-19, una alimentación saludable es importante para el buen funcionamiento del sistema inmunitario.”
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), elaboró una lista de 7 consejos de alimentación saludable para enfrentar la crisis del Covid-19, el primero siendo:
“Fortalece tu sistema inmunológico a través de la alimentación: Aumenta tu consumo de frutas y verduras, con al menos cinco porciones al día . Contienen mucha vitamina A y C, además de antioxidantes, que te ayudarán a combatir infecciones . Consume legumbres al menos tres veces a la semana: se conservan por mucho tiempo, son económicas y te ayudarán a mantenerte sano, porque son altas en proteína y hierro.”
Institucionalmente el debate alimentario se centró en el producto y beneficios saludables aunque hubo una tendencia a llamar a los temporeros héroes, así como una conmoción al revelarse las condiciones de vida y trabajo. Los productores centraron el marketing en los beneficios de las frutas para el Covid-19, como cuenta un productor de Rociana, entrevistado en octubre de 2020:
“Vamos a educar a nuestros clientes y a la población sobre por qué no solo tiene mayor calidad, sino los beneficios que obtiene y más en los tiempos de Covid que existe mayor preocupación por el bienestar, por la salud y por todo este tipo de productos que son súper sanos . Yo creo que es lo más sano que hay ahora mismo que sería una pena que ya que es una cosa local y que disponemos, no la aprovechemos.” (“Rafa”*, encargado de cooperativa y producción de berries)
La estrategia de esta cooperativa es extrapolable al modo de funcionamiento de otras cooperativas del sector, así como a las estrategias que se implantan en los campos de cultivo del sector en general. Toca preguntarse cómo se aumentan las ventas pese a los problemas .
¿Cómo es posible producir salud?
La fruta y verdura fresca tuvo un papel central durante la época más compleja de la pandemia, por lo que las personas encargadas de las labores básicas para que llegue a nuestros hogares fueron denominadas por primera vez como “esenciales” . Por miedo a la escasez de productos, Ursula Von der Leyden, presidenta de la Comisión Europea, instó a los trabajadores a cruzar fronteras. Se fletaron vuelos chárter para que miles de trabajadores rumanos se desplazasen a Alemania . En Portugal las medidas se centraron en población migrante con la residencia en trámite y en Italia hubo una regularización de jornaleros y se concedieron permisos de trabajo de seis meses renovables. España aplicó el Real Decreto Ley 13/2020 . donde se incluían clausulas especiales de movilidad y empleo, con la finalidad de “Favorecer la contratación temporal de trabajadores en el sector agrario mediante el establecimiento de medidas extraordinarias de flexibilización del empleo, de carácter social y laboral, necesarias para asegurar el mantenimiento de la actividad agraria, (…) de aplicación temporal hasta el 30 de junio de 2020.”
No se produjo una regularización de personas que ya estaban en terreno, pero se ampliaron los permisos de trabajo hasta el fin del confinamiento. La primera ola coincidió con la cosecha del fruto rojo (fresa, arándano, frambuesa y mora), que se cultiva en la provincia de Huelva, siendo esta la primera exportadora a nivel mundial de fresa. Aquí trabajan personas rumanas y búlgaras, de Senegal o Mali, mujeres contratadas en origen en Marruecos y trabajadores autóctonos. Esta población a menudo se encuentra inserta en migraciones circulares en distintas campañas por territorios de Andalucía, así como en otras comunidades autónomas y entre países fronterizos, como Portugal y España .
Las restricciones de movilidad desestabilizaron este y otros sectores, que vieron en peligro su producción. Aunque hubo bajas de trabajadores y no se regularizó la situación de quienes lo necesitaban y se encontraban en terreno, los consumidores siguieron comiendo fruta fresca, pues el sector no solo ha continuado su producción, sino que la ha ampliado. Así lo expone un agricultor entrevistado en octubre de 2020 en el municipio de Lepe, uno de las zonas de mayor producción:
“Este año el arándano ha valido más y se ha vendido mucho. Y claro, ha faltado gente pero la producción se ha mantenido echando más horas. Empezamos a las cuatro y media a coger fresa, a las once y media terminamos y cogemos arándanos hasta las siete y media (de la noche), más no los obligues porque se tienen que acostar temprano y eso lo hago para hacer capital porque todo lo que sea coger fresa a partir de las once eso ya no sirve y empezamos a esa hora y eso quema ¿eh? Vamos con linternas en la cabeza. En campaña 110 trabajadores/as y ninguno del pueblo. Miento, uno el que lleva el camión y yo. Lo demás todo extranjeros. Yo tengo búlgaras que llevan doce años conmigo.” ( “Jesús”*, productor de Lepe)
El productor entiende su cosecha como capital, como un activo económico con fin lucrativo. Por eso, una dilatación de las jornadas de trabajo ha sido la tónica general empleada para que los hogares estuviesen llenos de comida saludable. Una afirmación generalizada. “David”, otro agricultor de Almonte, a la pregunta de cómo se han mantenido los niveles de producción responde: “Echando más horas, la misma gente pero echando más horas.” (“David”*, productor de Rociana)
Siguiendo con los interrogantes, cabría preguntarse quiénes han “echando más horas” y cómo han vivido esto. A continuación se rescatan extractos de entrevistas de recolectores.
¿Qué precio tiene una alimentación saludable?
Jason Moore, en su teoría de la ecología mundo, expone que para que haya una acumulación de capital es necesario controlar las cuatro naturalezas baratas: comida, trabajo, materias primas y energía. Las trabajadoras y trabajadores formarían la naturaleza barata del trabajo pues, al percibir bajos salarios, generan una plusvalía al sector que abarata los costes de producción. Además, el ahorro que se hizo en material de protección durante la primera ola y la dilatación de las jornadas laborales, facilitaron esta acumulación al producir alimentos a bajo coste. Una empleada del arándano, apunta sobre las medidas de seguridad lo siguiente: “A nadie nos hicieron pruebas, nada, nunca. La mascarilla me la dieron diez días antes de venirme y empecé en febrero. El Covid-19 fue en marzo y yo me vine en mayo” (“Lucía”*, trabajadora del arándano). Igualmente “Maite”, trabajadora de cooperativa recuerda como:
“Nos medían la temperatura al entrar pero los cacharritos estos medidores de la temperatura estaban escacharrados, vamos que lo mismo te ponía que tenía 32 que tenía 34 o que lo mismo te salía 37(…) Así que cuando salía un brote lo que hacíamos es cagarnos de miedo.” (“Maite”*, trabajadora de cooperativa de fruto rojo)
La desprotección en el trabajo no ha sido el único problema, pues encontramos trabajadores esenciales que, han tenido una desprotección en sus “casas”. Hablamos del indispensable ejército de reserva, formado por personas migrantes que cada año atienden tareas temporales. Para ellos no se aplicó el lema #Quédateencasa, pues no tuvieron casa. Habitan infraviviendas de cartón, madera y plástico repartidos entre decenas de poblados chabolistas que hay en Huelva. Sin luz ni agua, estas personas no han visto mejoradas sus circunstancias, ni han sido realojadas en viviendas seguras. Seydou (nombre real) formó parte de ese ejército de reserva formado por “los sin papeles”. Original de Senegal, llegó a Huelva y estuvo trabajando varios años sin documentación hasta que pudo regularizar su situación. Hoy es un activista público que denuncia entre otras causas, cómo han trabajado las personas en el fruto rojo durante la primera ola Covid-19 :
“Lo he vivido fatal, como todo el mundo. No hay ninguna medida de protección, totalmente nada y yo no lo entiendo. La gente no tiene miedo porque somos inmigrantes y el momento en el que el Estado ha decretado el Estado de Alarma dijo que no iba a dejar a nadie atrás. Perfecto, yo como activista estuve muy tranquilo pero no he visto ningún cambio en nuestra forma de vivir. Los asentamientos están igual, no hay saneamientos ni luz ni agua no ha cambiado nada y es lo que yo no entiendo. Si nuestra vida vale algo al menos un poquito, durante la pandemia los hoteles, polideportivos, colegios, todo tienen duchas y agua caliente ¿por qué no lo habilitan temporalmente [como vivienda] para la pandemia? Significa que aquí hay un racismo institucional, que hay racismo totalmente si fueran españoles los que están viviendo en esta situación durante la pandemia ya le habrían buscado soluciones.” (Seydou, trabajador del fruto rojo y activista)
Los relatos de los y las trabajadoras son esenciales para acercarnos un poco más a la realidad de nuestra alimentación. Para el fomento de una dieta saludable, encontramos un retroceso en la calidad de vida de los trabajadores. Ni una pandemia mundial ha sido capaz de mejorar de forma estructural los empleos en la agricultura, aún cuando se han visibilizado las condiciones de precariedad sobre las que se sustenta nuestra alimentación. Hubiese sido una oportunidad para demostrar que realmente hemos aprendido el valor de cuidar el entorno desde una perspectiva eco-social amplia, fomentando unas políticas laborales que regulasen los salarios y los modos de producción en beneficio de los trabajadores y las trabajadoras esenciales. Sin embargo, como cuentan los propios protagonistas, no han visto ningún tipo de cambio ni mejora al respecto. Podemos concluir que el precio por comer comida saludable es cada vez más barato económicamente, y más elevado socialmente.
Soledad Castillero Quesada es Antropóloga Social y Cultural, investigadora del Instituto de Migraciones de la Universidad de Granada y contratada pre-doctoral FPU en el departamento de Antropología Social de la misma universidad. Sus líneas de investigación giran en torno a los impactos de la agricultura intensiva, la globalización alimentaria, el género y los estudios migratorio, por lo que lleva a cabo trabajo de campo en el sector productivo del fruto rojo.
* Todos los nombres de lxs entrevistadxs han sido sustituidos con pseudónimos para preservar su identidad, excepto en el caso de Seydou, quien por ser un activista público, desea que sea su nombre real el que aparezca.
** La edición de este texto por parte de Undisciplined Environments contó con el apoyo de Lucía Argüelles, investigadora en el departamento de Economía y Empresa y en el Laboratorio de Transformación Urbana y Cambio Global (TURBA) de la Universitat Obert de Catalunya (UOC).
*** Foto de perfil/tope: Fresas recién recolectadas en finca de Cartaya . Fuente: Autora
Luciano Medianero Morales
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Compartido con: Público
¡¡ SABEN ALGO DE LXS ASESINOS DE LA PAREJA DE INMIGRANTE, EN LUCENA-HUELVA, DE HACE YA CER DE UN AÑO,…PUEDEN INFORMAR EN MI FB, O BIEN EN lukyrh.blogspot.com— GRACIAS Y ENHORABUENA,…HEMOS REPRODUCIDO ESTE TRABAJO EN EL BLOG DE LA ASOCIACION I.S.M.A. : isma-autogestion-prolets-pops.blogspot.com ¡¡¡.. NOS SEGUIMOS VIENDO,…¡¡.
Fruta saludable, cuerpos enfermos
UNDISCIPLINEDENVIRONMENTS.ORG
Fruta saludable, cuerpos enfermos
Por Soledad Castillero Quesada. Las voces de los y las trabajadoras en la producción frutos rojos en la provincia de Huelva (Andalucía), visibilizan los costes sociales de la priorización de la agricultura como producto comercial global y los trabajadores como cuerpos explotables.
Respuesta de la autora que compartimos aquí: “Desgraciadamente como dice falleció una pareja tras un gran incendio en uno de los asentamientos más grandes de la provincia de Huelva, ubicado en Lucena del Puerto. Ato, el chico era de gana y su pareja era una mujer marroquí. Los materiales con los que se construyen las chabolas son altamente inflamables por lo que el peligro de incendio es continuo. Lamentablemente para el resto de personas no hubo un realojamiento, por lo que cada vez que ocurre un incendio la
solución es volver a construir sobre las cenizas y así van 20 años… La Asociación Multicultural de Mazagón siguió muy de cerca y trabajó sobre el caso de Ato y su pareja, incluso se hicieron cargo de su mascota, un perrito que quedó fuertemente afectado. Le recomiendo consultar las redes de la Asociación, pues basan gran parte de su activismo trabajando sobre los problemas que surgen en los asentamientos. Adjunto el link de la Asociación en redes: https://www.facebook.com/groups/1689087334585561. No dudes en contactar con ellos para profundizar en este caso.”
De parte del colectivo de Undisciplined, le agradecemos su comentario y lectura. Nos solidarizamos con esta lucha y esperemos que haya justicia en este caso!
HOLA,…BUENAS TARDES,…DE LUCIANO MM.,…ME SORPRENDO AGRADECIDO, DE SU RÁPIDA RESPUESTA Y EMPATÍA SOCIAL-HUMANA UNIVERS,…¡¡ ES UN ORGULLO Y HONOR, VUESTRA ACTITUD,…SIEMPRE SERAS AGRADECIDOS POR NOS,…¡¡. HAREMOS PUBLICO, VUESTRA GRATA ACTITUD,…¡¡— Secretario de ISMA,… lukymá-Lmm.¡¡. Málaga a 29 de marzo de 2.022— alboranences….29006 ¡¡.
Adjunto el trabajo de Amigos de la Tierra: https://www.tierra.org/wp-content/uploads/2022/03/Alimentos-industriales_trabajo-precario.pdf?utm_source=mdirector&utm_medium=email&utm_campaign=NPLaexplotacinlaboralyelexpolioambientaldoscarasdelamismamonedaenlaproduccinindustrialdealimentos
y el video del evento con una mesa redonda con representantes de ASNUCI (Huelva), Oxfam, Justicia Alimentaria y con una activista hondureña: https://www.youtube.com/watch?v=vby8nqM_RXQ&t=3068s