*Por Lucía Gallardo
El post-extractivismo de Acosta, Maristella Svampa, y Escobar sin duda han aportado en el debate sobre modelos de desarrollo distintos al modelo extractivista, han abierto caminos, han dado señales; pero esto no es suficiente.
Cuando Gudynas intenta llamar la atención del intelectual marxista David Harvey, calificando su producción teórica como ´colonialismo simpático´, me pregunto si lo que insinúa Gudynas es que la ´realidad´ latinoamericana solo puede ser entendida desde la producción teórica latinoamericana. Entonces intento una segunda aproximación, ¿pueden los pensadores latinoamericanos salvarse del colonialismo simpático? ¿Es posible trascender el colonialismo intelectual con visiones domésticas, parroquiales, culturalistas como las que nos insinúa el activista uruguayo?
Para entender Latinoamérica hoy, dice Gudynas, hay que entender el extractivismo. ¿Qué es el extractivismo para Gudynas? Si como afirma el autor, se trataría de la extracción intensiva o a gran escala orientada a la exportación sin procesamiento industrial, generalmente para enriquecer a transnacionales; el concepto no sería nuevo en absoluto. Las economías latinoamericanas han sido extractivistas desde la época de la Colonia y el desarrollo como estados – nación se ha consolidado a partir de su calidad de economía primario exportadoras- (caucho, banano, café, cacao, minerales, petróleo). Es el extractivismo una categoría económica, social, cultural? Esto es importantísimo entender. Para luego preguntar ¿dónde está el Capital en el término del extractivismo de Gudynas?
Mi apreciación es que el término extractivismo no está pensándose como una categoría económica sino como un concepto cultural-ambiental. Aquí sus límites.
Lo que los textos de Gudynas no plantean es justamente lo que la crítica marxista hace con una precisión de cirujano: la forma del Capital, la ontología del Capital, su funcionamiento. Y en este sentido, nos guste o no, las categorías conceptuales de Marx, judío – alemán, y de Rosa Luxemburgo judía – polaca son fundamentales, so pena de no ser producciones latinoamericanas. La dialéctica de ambas obras nos diría que es en el Capital y no en el estado donde está el problema de la intensificación de las actividades económicas basadas en la apropiación y reproducción de la renta extractivista. Nos ayudarían a salir de esta especie de creencia que de que el sujeto del cambio social es el estado; cuando de lo que se trataría es de superar al capital y superar al estado.
Recuerdo que en una reunión en el convento de San Agustín en Barcelona en el otoño del 2014, pregunté a Gudynas ¿qué podría decir hoy Rosa Luxemburgo a Latinoamérica con respecto a la renta? Gudynas contestó que no había tenido tiempo de leer a Luxemburgo y por tanto, no sabía muy bien si ella (Luxemburgo) había hablado del proceso de acumulación ampliada. Por supuesto nadie está obligado a leer el libro de la autora titulado La acumulación del capital, de 1913, –que seguro Harvey estudió para desarrollar su concepto de acumulación por desposesión–, pero si no lo hemos leído difícilmente entenderemos que el Capital en su forma de plusvalía se realiza en el proceso de acumulación ampliada (una categoría olvidada en los trabajos de Gudynas), aunque la plusvalía se forma en la esfera de la producción (el problema de la apropiación de la naturaleza), de ahí que no pueda desconectarse la apropiación de la naturaleza del proceso de acumulación ampliada, el rol de la naturaleza en la esfera del capital.
El estado latinoamericano de hoy, por una serie de medidas políticas, institucionales e incluso geopolíticas -muchas no solo legítimas sino también necesarias-; se está apropiando de un porcentaje más amplio de la renta/capital. Es decir, de la renta no como un simple pago sino como plusvalía o la renta en su función de plusvalía. Esta es una dinámica distinta, muy poco entendida y estudiada. ¿Qué se están jugando los proyectos de gobierno a través de esta especie de redistribución global de la renta? Latinoamérica de Ecuador o Bolivia se estarían disputando la apropiación de la ganancia extraordinaria proveniente del comercio internacional de la naturaleza, en su forma de capital, en su forma de mercancía. Aquí nos situamos en el límite de lo político para transformar la realidad económica, debido a la forma capitalista de producción.
Sin embargo, estos límites están ahí para entender mejor ésta realidad, para emanciparnos de la forma capitalista, es decir de la ´relación´ capitalista, qué es de lo que deberíamos discutir cuando discutimos el tema del extractivismo. Esto nos obliga a pensar en el concepto desde la economía, único lugar para la viabilidad de cualquier proyecto político. Es momento que pensemos en el extractivismo en el marco de la necesidad de una transición, de qué y cómo hacerla, ¿Qué temas son relevantes en esta disputa académicamente?.
Adicionalmente, se requiere entender que la función social de la renta extractivista hoy, no es la misma que hace dos o tres décadas. Los gobiernos de Ecuador, Bolivia, Perú de hoy no son los mismos que los neoliberales de los noventa. El rol de la renta extractivista en las dictaduras de ayer no funcionaron igual en Bolivia o en Ecuador. Estas diferencias son importantes. Aunque mantengamos una estructura de capital dependiente que determine los límites de nuestras economías y de los estados para desconectarse del proceso de producción ampliada; los márgenes, las formas en que ésta dependencia se manifiesta en lo local son diferente.
La configuración y organización del agro, de la Amazonía son distintas. La forma en cómo se configura y organiza la resistencia, los pueblos afroamericanos, los pueblos indígenas, el campesinado, la burguesía, la clase capitalista no son las mismas, aunque denominemos a todos pueblos indígenas, las diferencias pueden ser abismales. Estas realidades están atravesadas por las condiciones políticas de cada país, por los sujetos de esas historias, por sus distintas luchas.
El rol y las resistencias al extractivismo en cada uno de estos países es diferente, de ahí que resulte ocioso simplificar la realidad latinoamericana insinuando que el problema de la renta extractivista es un problema del estado y de los gobiernos ´progresistas´, Me pregunto dónde está la derecha conservadora, las empresas nacionales y transnacionales que presionan por la consolidación del monopolio capitalista en la forma de organización social en nuestra crítica? Hay que visibilizar a la derecha y sus discursos para que los nuestros no se vayan aproximando a ellos en el debate sobre la naturaleza.
Además, la etiqueta de gobiernos ´progresistas´ también parece una calificación precipitada. Si revisamos sus planes de gobierno y sus políticas de planificación, pues desde sus inicios, sus agendas no se plantearían el tema del desarrollo y la dependencia como un problema de relaciones de producción. La ambigüedad de estos gobiernos no estaría en que un día fueron progresistas y ahora no. Sus planes de gobierno nunca plantearon una transformación de las relaciones de producción, de la forma social en la que nos organizamos para producir. Sus políticas no se han planteado confrontar ´la´ relación capitalista. Lo que sus propuestas ofrecían era una necesaria y justa redistribución de la renta capitalista plusvalía y de la ganancia (ganancia y plusvalía no son la misma cosa).
Lo que ahora está en disputa en Ecuador por ejemplo, es la posibilidad de un capitalismo keynesiano, con ciertos correctivos, con ciertas mejoras, pero nada más. Ahí están sus límites y su ambigüedad.
Finalmente, ¿la academia necesita acercarse a la producción teórica latinoamericana? Absolutamente de acuerdo, pero me temo que no sería a través de Gudynas que nos emanciparemos del colonialismo del saber. Quizás lo que el autor intentaba decirnos con eso de ´colonialismo simpático´ es que para entender la complejidad de los procesos de transformación social en Latinoamérica es fundamental adentrarnos a los trabajos de Mariátegui, Agustín Cueva y sin lugar a duda Bolívar Echeverría, aunque irónicamente estos nombres brillen por su ausencia en los textos de Gudynas.
El post-extractivismo de Acosta, Maristella Svampa, y Escobar sin duda han aportado en el debate sobre modelos de desarrollo distintos al modelo extractivista, han abierto caminos, han dado señales; pero esto no es suficiente. Se requiere radicalizar estas producciones académicas y situar su crítica en la crítica al Capital, que sigue siendo hoy central para cualquier proceso de emancipación política.
*Lucía Gallardo Fierro es candidata doctoral en el Instituto de Ciencias y Tecnología Ambientales (ICTA) de la Universidad Autónoma de Barcelona. Su tesis se titula Repensando el petroleo o ‘haciendo lo usual’. Lucía, oriunda de Ecuador, ha estado trabajando durante los últimos veinte años en temas ambientales, tanto como activista y como asesora del Ministerio de Medioambiente de Ecuador. Fue parte del grupo técnico que promovió la Iniciativa Yasuní-ITT (2007-2009).
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