Por Christos Zografos*
Las luchas ambientales para la recuperación de sedimentos atrapados río arriba y el caudal ecológico en el Delta del Ebro están relacionadas a temas de inseguridad al cambio climático y formas insidiosas del ejercicio del poder.
Un viernes del mayo 2011, decidía dejar mi trabajo de campo en el Delta del Ebro en el sur de Cataluña y volver precipitadamente a Barcelona. La Plaza Catalunya, la plaza central de Barcelona que había hospedado al “movimiento 15M”, había sido evacuada forzosamente por la policía. Los vídeos de violencia policial, y la noticia de que algunos amigos activistas habían sido golpeados, me motivaron a cerrar mi trabajo de campo, para unirme a un intento de recuperar la plaza.
Cambio climático en el Delta del Ebro: batallas del caudal y de sedimentos
Había estado en el Delta para estudiar la forma en la cual el cambio climático pone en peligro la seguridad de las comunidades, un estudio en el marco del proyecto Europeo de investigación CLICO. Elegimos el Delta del Ebro como caso de estudio, por ser uno de los ecosistemas en Cataluña más vulnerables al cambio climático.
Los modelos científicos proyectan que bajo los escenarios más extremos, y en ausencia de medidas efectivas, el aumento del nivel del mar podría acabar inundando casi la mitad del Delta a finales del siglo XXI.
Como me explicaron los científicos de un centro de investigación en el Delta, el IRTA, la inundación se debía también a un fenómeno natural llamado subsidencia, lo cual implica que el Delta se inunda a causa de procesos geológicos. Y si eso no fuera suficiente, a esos dos procesos (subida nivel del mar, y subsidencia) se junta la falta de transportación de sedimentos al Delta que están bloqueados por numerosas presas río arriba. Como resultado, el Delta se hunde en promedio unos 3mm por año.
Recientemente, una iniciativa ciudadana local ha surgido, la Campanya Pels Sediments, reclamando la devolución al Delta de los fangos y gravas atrapadas principalmente en dos presas de considerable tamaño: la presa de Mequinenza y la de Riba-Roja.
Mequinenza es la quinta presa en capacidad (1533 hm3) en España y la presa con la mayor capacidad de toda la cuenca del río Ebro. Los dos embalses retienen casi la totalidad del transporte de fondo y la mayor parte del transporte sólido en suspensión; Mequinenza retiene más de 95% de los sedimentos que le llegani.
Al parecer, una de las razones por la que los fangos han estando acumulándose en el fondo de las presas por décadas, es que las compuertas de fondo que las presas disponen para liberarlos periódicamente, llevan años sin abrir.
La problemática de los sedimentos esta vinculada a uno de los grandes conflictos ambientales del sur de Cataluña: la batalla del caudal ecológico del río Ebro. El caudal ecológico consiste en la “calidad, cantidad y régimen del flujo de agua requerido para mantener los componentes, funciones, procesos y la resiliencia de los ecosistemas acuáticos que proporcionan bienes y servicios a la sociedad”.
Los científicos, ONGs, organizaciones locales (como la Plataforma En Defensa de l’Ebre), y el gobierno catalán (Generalitat de Catalunya) abogan por unos caudales entre aproximadamente 5800 hm3 y 9900 hm3 por año (dependiendo de lo seco que es un año) mientras la autoridad que gestiona el río, la Confederación Hidrográfica del Ebro asigna en su último Plan Hidrológico de la cuenca solo unos 3009 hm3/año.
La lógica del Plan es que el caudal no se puede incrementar más porque el agua es necesaria para suministrar nuevos regadíos planificados río arriba, agua que será almacenada en unas 10 nuevas presasii. No obstante, un aumento del caudal podría ayudar transportar más sedimentos al Delta.
La Campanya Pels Sediments pide que se haga un Plan de Gestión Integral de Sedimentos de la cuenca, abrir las compuertas de las presas que llevan años sin abririii y recuperar el colmateo, una antigua técnica de distribución manual de sedimentos en los terrenos agricultores del Delta que se practicaba antaño durante las riadas.
Neil Adger, el autor principal del capítulo sobre seguridad humana y cambio climático en el ultimo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), define seguridad humana como “el estado en el cual individuos y localidades disponen de las opciones necesarias para responder a amenazas contra su bienestar humano, ambiental y social planteadas por el cambio climático”iv.
Vista así, la inexistencia de un plan para gestionar los sedimentos de forma que por lo menos parcialmente paliaría la inundación del Delta agravada por el aumento del nivel del mar, sugiere que el Delta esta en un estado de inseguridad humana.
Técnicamente, en el caso del Delta no hay falta absoluta de opciones. Alarmado por la regresión de la costa y con la idea de evitar intervenciones agresivas (como diques de cemento) en un ecosistema que forma parte de una Reserva de la Biosfera, que es parque natural y parte de la Red Natura 2000, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha buscado una “regresión controlada”.
Esta medida consiste en transformar en propiedad pública la primera línea de costa, y abandonar el ejercicio de actividades productivas (por ejemplo, producción de arroz) en esos espacios para permitir a la costa volver a un estado menos intervenido, y dejar que la regresión sea contrarrestada por las dunas costeras que se generaran como resultado de ese proceso.
Sin embargo, estas medidas costeras sirven poco para frenar la regresión dado que la regresión está muy por encima de lo esperado. Así, la restauración del transporte de sedimentos al Delta es la única solución para mantener el nivel del terreno.
No obstante, la administración parece no estar dispuesta a escuchar la voz de La Campanya Pels Sediments, situación a la cual los movimientos en el sur de Cataluña están bien acostumbrados. Uno de mis entrevistados reflexionaba así sobre la experiencia en la zona respeto a respuestas institucionales a la protesta ciudadana:
“Gritas, gritas, pero nadie te escucha”.
Mis entrevistas también muestran cómo el efecto de “falta de escucha” explica la elección de transformación de terrenos costeros en propiedad pública como medida adaptativa. De acuerdo con agentes sociales locales de ámbitos muy diferentes, el objetivo de esa medida es conseguir “disminuir la presión de los titulares del patrimonio, no los tienes que oír en un despacho dándote la tabarra!”, porque “es muy importante no tener quejas” en el evento de inundaciones futuras. O, en las palabras de un político local:
“Cuando hay tormenta, el mar entra dentro de los campos del arroz y el agricultor [dice] ‘ostia, nos tienen que indemnizar porque el estado tiene que hacer algo!’ Que hace el estado? Lo compra, y por tanto cuando entre el mar eso no será noticia, porque este agricultor no estará allí para quejarse”.
El paso de la autoridad
Atrapado entre el tráfico, conduciendo camino a Barcelona, escuchaba la rueda de prensa del entonces Conseller (Ministro) de Interíor del gobierno de la Generalitat, Felip Puig, donde justificaba la actuación de las fuerzas policiales en la evacuación de Plaza Catalunya.
El Conseller explicaba que un número de personas que estaban sentadas en el suelo de la plaza y que habían sido golpeadas por la policía
“estaban obstaculizando reiteradamente el paso de la autoridad… y mientras unos estaban pacíficamente tirados, otros no tan pacíficamente estaban atacando nuestros policías, estaban rompiendo los camiones… por lo tanto estaban impidiendo que se llevase a cabo la operación”.
En otras palabras, el Conseller razonaba que la violencia institucional contra manifestantes pacíficos, y el silenciar de su expresión de opinión en el espacio publico como resultado de esta violencia, es razonable si dicha expresión obstaculiza “el paso de la autoridad” en su trabajo de imponer el orden público. Una reformulación de la misión de la autoridad democrática digna de ser envidiada por ministros de regímenes autoritarios.
De hecho, las palabras del Conseller me recordaron el lema “silencio-orden-seguridad” usado por la última dictadura militar griega para justificar sus actos de represión de derechos ciudadanos. Mi frustración por el trafico se hiper-multiplicó: casi atropello a un motorista que intentaba maniobrar para evitar verse atrapado en el atasco de la Avenida Diagonal!
A lo largo de esos años, he estado pensando cual podría ser el significado de esas palabras de Puig para lo que vi en el Delta. Mi conclusión ha sido que en el Delta el “paso de autoridad” se pone en marcha de una forma más insidiosa y cotidiana, menos oíble y dramática en comparación a su manifestación durante la evacuación de Plaza Catalunya.
Se muestra, por ejemplo, en la afirmación del borrador del Plan que su proceso participativo haya confirmado que “el complejo agroalimentario del Ebro es un pilar fundamental de la economía del valle y que a largo plazo es un sector estratégico con posibilidades de desarrollo” que deja poco de esperar a cualquier iniciativa – como las que buscan aumentar el caudal o el transporte de sedimentos – que pueda poner en peligro los intereses de dicho complejo.
Se expresa también en la arrogancia con la cual las empresas hidroeléctricas afirman en sus alegaciones al Plan que “[l]a alteración hidroeléctrica en el régimen de caudales, no puede ser considerada como un grave inconveniente para el funcionamiento del río” a pesar de informes y estudios científicos que confirmen la relevancia de los embalses para el régimen del caudal y la descarga de agua. Y en su amenaza encubierta de que el incremento del caudal “conllevará un ineludible perjuicio económico, no remediable con la indemnización legalmente prevista”.
Por último, se hace evidente en la soberbia con la cual la administración reclamó que los niveles de caudales que promovía no solo aumentaban el caudal “por un 10%” sino también “satisfacen las necesidades del Delta”.
El objetivo de estas prácticas de poder es el mismo: excluir propuestas (como las de aumento del caudal ecológico y sedimentos) sobre como usar los recursos naturales, cuya realización necesita un cambio radical en el paradigma económico que rige el uso presente. Son praxis que apuntan a un “paso de la autoridad” que suele pasar desapercibido dado que no hace mucho ruido porque se expresa dentro de documentos de alegaciones, en conversaciones con funcionarios, y procesos de “participación de agentes sociales” burocratizados. No obstante, aunque sigiloso, “el paso” es efectivo y en el Delta se siente bien claro.
Anotaciones
ii Broekman, A., 2015. Damming the Ebro River. European Water Movement, Climate Forum, Paris, 5 December 2015. Broekman explica que este numero representa un mínimo de nuevos embalses planeados
iii Por ley, todos los mecanismos de la presa deben estar en buen estado, algo que la Campanya Pels Sediments pone en duda respeto a las compuertas.
iv Esta es una definición de seguridad humana dentro del contexto de cambio climático.
* Christos Zografos es Investigador Ramón y Cajal con el Departamento de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra. Su trabajo examina temas de poder y conflictos ambientales, y democracia y gobernanza ambiental dentro de los campos de ecología política y economía ecológica.